HERMANA ABEJA

sábado, 8 de agosto de 2009 2 comentarios en el nido


Los seres humanos sentimos infinidad de emociones.
Fuimos creados con alma, pensamiento y sentimientos.

Somos seres racionales e intuititivos, sentimos dolor, alegría, tristeza, pero también sentimos miedo... un miedo a veces justificado, cuyo sentido es preservar nuestra supervivencia como raza, pero a veces ese miedo es irracional, porque no comprendemos su orígen, miedo injustificable, miedo debido a prejuicios, cultura, historias confusas, experiencias ajenas, que nuestro cerebro asimila como experiencias propias y asimismo las rechaza como experiencias negativas aunque no hayamos tenido nada que ver con lo que las provoca.

Esos prejuicios y sentimientos negativos se transmiten... de padres a hijos, de generación en generación, sin que nadie se preocupe de ponerles freno y ofrecer a los más pequeños, los que aprenden de nosotros, una explicación fácil, sencilla y racional.

En este espacio, respetuoso con el mundo animal, quiero hablar de una anécdota que me sucedió hoy con mi sobrina Judith. Estábamos las dos tomando unas copas (café y cacaolat) en un bar, cuando noté que Judith estaba cada vez más inquieta y nerviosa. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que alrededor estaban revoloteando unas cuantas abejas y que le daban miedo, mucho miedo.

Yo miré a mi alrededor, y efectivamente, tres abejas revoloteaban alrededor de nosotras dos, por la sencilla razón de que en el mismo espacio habían varias plantas en flor. Yo no lo percibí hasta que noté su nerviosismo, así que, intenté tranquilizarla diciéndole que si no las molestábamos, éllas "pasarían" de nosotras, que lo único que querían era "visitar" esas flores, para luego poder hacer la miel que comemos y ayudar a esas flores a polinizarse, a reproducirse, a crear nuevas flores siguiendo el círculo mágico de la vida.

Para ayudarla a entender, acerqué mi mano a la flor donde volaba una de las abejas, sin molestarla. Ésta, se acercó, dio un par de vueltas y volvió a la flor. Yo le dije: ¿ves?, no la he hecho daño y ella ha vuelto a su trabajo. Sólo si realmente nos entrometemos en sus vidas y las amenazamos, ellas se defenderán.



Debemos adoptar, pues, una actitud de convivencia pacífica y de tolerancia, no solo entre los hombres, sino entre todas las especies del mundo animal. Si yo no me meto contigo, tú tampoco te meterás conmigo, parece ser la máxima del mundo llamado "irracional".

Eso es cierto. Conozco personas que huyen ante la presencia de una abeja, con un miedo irracional, absoluto e incomprensible. Me dan ganas de preguntar, ¿te ha hecho daño la abeja alguna vez para que salgas huyendo con su presencia?.

Yo, jamás he echado a correr cuando la hermana abeja aparece.
Me quedo quieta, en mi lugar.
No la molesto, no la espanto con mis manos, compartimos por unos momentos un mismo espacio, que es suyo tanto como mío.
No le hago daño, ella no me lo hace a mí, nos respetamos...
Dejo que vuele, buscando nuevos olores y nuevas flores que polinizar.
Me quedo observando su vuelo seleccionando las mejores fuentes de vida para su colmena.

El respeto mútuo sobrevuela entre diferentes especies, el miedo queda atrás, cuando se entiende el trabajo y la misión de otro ser vivo.

Pero ahora las comprendo como nunca antes, gracias a los ojos inocentes de una niña, que me hizo verlas en su verdadera importancia dentro del círculo de la vida.

Larga vida, Hermana Abeja.

Carolina, El Halcón.

2 comentarios en el nido:

  • Arwen dijo...

    A mi de pequeña en la montaña se me enredo una en el pelo y intentando quitarmela aparecio una nube detras de mi de sus compañeras, me picaron por todo el cuerpo y estuve muy malita, con fiebre y vomitos, desde entonces les tengo panico, se que al querer que se fuera de mi pelo la agredi pero es que no podia salir de el...tu entrada me ha ayudado mucho y la proxima vez que vea una ya se lo que tengo que hacer, gracias guapaaaaa, besitoss y feliz verano que te lo pases muy bien....

  • Sidel dijo...

    Se que son tranquilas y como tu dices solo suelen atacar cuando se ven en peligro y yo lo he visto. He estado presente en la castración de colmenas y no me gustaría ser para nada apicultor...
    A mi las que no me gustan son las avispas, porque pican, muerden y no mueren. A mí me han mordido varias veces y el año pasado una se metió por error en mi boca y me pico en el labio, escupirla fue repugnante, pero creo que ella estaba tan asustada como yo. Menos mal que con amoniaco y un calipo la inflamación bajo...Pero no me fio de ellas. Besos

 

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